Exposición de Pintura Pedro Cebrián

pedro

Pedro Cebrián o la rendición a un sueño
En la atracción de la pintura está la pintura misma (Muñoz Molina dixit). Pedro Cebrián tiene un estilo propio. Es para mí un pintor romántico. Sentimental y romántico. He visto cuadros suyos en los que filtra la pureza de la naturaleza, ríos, extractos de paisajes, hojas, ramas, retazos de colores que parecen levitar sobre sí mismos. A veces, sin pretenderlo, a uno le recuerda mucho a Henri Rouseau, el pintor, pero también a G. D. Friedrich, y su amor panteísta a la «tierra», la sugestión de lo misterioso, lo plástico, lo inexpresable, lo insondable, la búsqueda de un lenguaje universal que exprese los arcanos. No son representaciones de cosas, sino puertas tras las cuales se abre un mundo pluridimensional. Tengo ante mis ojos «Canción final», «Elegía», «Árbol Tela», de Pedro Cebrián, y pienso en un jardín encerrado y secreto, apresado por el silencio y el olvido; será, quizás; porque el Arte, y, por ende, la Belleza que esto entraña, se esconden para que nosotros podemos rescatarlos de improviso, para darnos la libertad de encontrarlos cuando menos nos lo esperamos. En esas raíces, en esas ramillas frágiles y en esos paisajes tan íntimos y delicados con los que nos topamos o nos hemos topado sin querer alguna vez en algún recodo del camino de nuestra vida habitan mil destellos que cruzamos sin fijarnos en su estremecedor resplandor. Y eso es la esencia íntima de un placer vivo y velado. La admiración que uno siente por esta nueva poesía pintada quizás sea a causa de esa emoción indescriptible que nos produce descubrir, junto con el pintor, el escondite de lo bello y romper su veto. Solo participando de esa experiencia ajena, que hacemos nuestra con la mirada, nos involucramos con todo nuestro ser en lo que nos es dado contemplar, en lo que generosamente, nos regalan para la vista.
Frente a la pintura automática y el hallazgo casual, tan tópicos del arte abstracto, estas obras suyas (que se pueden visitar en la pg. web: www.galeriaestudioarte.com) parecen realizadas a propósito, pintadas para ilustrar algunos fragmentos poéticos de J.J. Rouseau o Goethe. El silencio de lo ínfimo y vulnerable, la atmósfera que lo resguarda o lo acoge, los ecos y otros calificativos regalados por la crítica son construidos como lo haría un tejedor que coloca hilo a hilo, pincelada a pincelada, con paciencia y precisión, los colores en el lienzo. Sin veladuras, taxativamente expresado, con la pureza del impulso y la tormenta interiores, con la emoción de la inocencia y la credulidad en lo banal, pero también en lo inmortal, lo que perdura siempre, lo que se renueva, brotando y renaciendo en lo recóndito.
Pedro Cebrián consigue tensar el arco de nuestras emociones. Su propio lenguaje, su propia sintaxis plástica nos enternece. ¿Hay, acaso, pintor más original? Son los postulados fundamentales de su trabajo: lograr conmovernos y adiestrarnos en la impotencia de no poder descifrar lo incógnito. El arte como una forma material o sensible del pensamiento, capaz de entrelazar o conectar mundos conceptuales tan potentes como disruptivos.

Desde el romanticismo existe la convicción de que algo extraño habita en el arte, entre el éxtasis y el horror, que nos atrae misteriosamente, quizás porque , como decía Rilke, «lo bello es solo el comienzo de lo siniestro que todavía podemos soportar». O sino, díganme ustedes, ¿no quiere decir algo que esa sábana inmaculada se haya enredado, sin rasgarse lo más mínimo, entre las ramas marchitas o durmientes del árbol deshojado? El objetivo del arte es descubrir algo que ni tú mismo sabías. «El arte cristaliza las emociones de una sociedad, al arte es espejo y voz (escribió Moholy).

¿Acaso no vemos en las raíces profundas e intocadas, las ramas partidas por mor del azar o la intemperie, los intrínsecos devaneos de la naturaleza, los troncos caídos, el follaje ingente y apretado contra la tierra húmeda y tupida, crasa por la sustancia orgánica y la broza corrompida…., el regreso al misterio privado de los pasos perdidos de la infancia?.

Diario de Ávila. Sábado 22 de Junio de 2013. Tribuna Libre. Serafín Sánchez González.